Ni masculinas, ni femeninas, ni sonrientes; los obstáculos que enfrentan las mujeres en el trabajo Las mujeres que no intentan cumplir con las expectativas conductuales de sus empresas reciben más aumentos que los hombres y 30% más ascensos que otras mujeres

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Hace ya casi un siglo que la mujer se incorporó ‘formalmente’ al mercado laboral y los estereotipos y barreras que enfrenta, aún prevalecen.

Aunque desde siempre las mujeres han trabajado y colaborado en la generación de riqueza, el camino que han recorrido en el mundo del empleo no ha sido fácil y hasta nuestros tiempos, sigue abierta una brecha de desigualdad en cuanto a salarios, oportunidades de desarrollo y realización profesional que las afecta directa y sistemáticamente.

Por si no fuera suficiente con el rezago al que deben enfrentarse cada día, un nuevo estudio realizado en Alemania reveló que las mujeres que sonríen demasiado en el trabajo, son consideradas como menos capaces para ser líderes dentro del mismo.

El estudio consistió en mostrar a un grupo de individuos las fotografías de personas con diferentes expresiones faciales así como escenarios virtuales en los que también se describían emociones para luego, cuestionar acerca de las expectativas de liderazgo de los personajes. Si bien el resultado indicó una tendencia general a suponer que quienes demuestran felicidad o alegría en el trabajo son menos aptos en las habilidades de dirección, la diferencia marcó un particular resultado negativo para las mujeres.

Otro de los resultados que arrojó la investigación es que independientemente de las emociones demostradas, las mujeres se perciben con menores capacidades de liderazgo que los hombres.

Por otro lado, el estudio dirigido por la experta en psicología y ciencias económicas, Prisca Brosi arrojó que si bien las mujeres sufren del estigma constantemente por parte de los hombres, ellas no necesariamente son menos severas a la hora de juzgarlos a ellos pues son fuertes críticas del desempeño masculino.

En otras investigaciones realizadas en cuanto al comportamiento laboral, también logró demostrarse que los aumentos salariales y las promociones de puesto están fuertemente ligadas a la forma de actuar en el centro de trabajo aunque nuevamente, el género femenino se vio castigado en este aspecto.

Los resultados arrojaron que las féminas que actúan con mayor firmeza, energía y agresividad (equiparando al comportamiento masculino) son percibidas con menores habilidades sociales mientras que aquellas que se muestran delicadas y cooperativas y sensibles dan la impresión de ser débiles, lo que les impide alcanzar puestos de dirección.

De lo anterior se deduce que los convencionalismos culturales, los estereotipos de género producen un conflicto en las corporaciones que impide a las mujeres obtener ascensos y mejoras salariales.

Sin embargo, no todo está perdido; en este último el estudio realizado por la Facultad de Negocios de la Universidad de Stanford también arrojó que las mujeres capaces de cambiar de comportamiento de acuerdo a los requerimientos de su empresa y aquellas que no intentan cumplir con las expectativas conductuales de las compañías, reciben más aumentos que los hombres y hasta tres veces más ascensos que las mujeres que adoptan un comportamiento masculino.

Finalmente, ambos estudios coinciden en que en el mercado laboral se espera que el rol de las mujeres sea el de ‘encajar’ más no el de ‘sobresalir’ por lo que la clave para que el género femenino pueda resolver este dilema es hacer uso de la inteligencia emocional y entrenarse para aplicar la ‘agresividad’ en el momento más oportuno.

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