El ser humano es emocional por naturaleza y la mayoría de sus actitudes y reacciones está basada en ellas. Por ello, la inteligencia emocional se ha convertido en una de las herramientas más poderosas en la vida laboral.

Un enfrentamiento con otro colega de trabajo puede ser resultado de diversos factores como un mal entendido, un choque de personalidades o un desacuerdo por el resultado de una tarea. En Jobomas te decimos cómo negociar y conciliar para salir victorioso de una discusión.

#1. En el trabajo nada es personal

Antes de encender la mecha de las emociones toma un minuto para reflexionar si te sientes incómodo de manera personal o si el conflicto que enfrentas está afectando el desarrollo de tu trabajo. Si se trata de la primera, lo mejor es que te relajes y tomes un tiempo para calmarte. Dentro de una oficina nada debe ser personal así que toma las cosas con el mayor de los profesionalismos y pregúntate cuál es la actitud que debes asumir. Recuerda siempre que negocios, son negocios.

#2. Verifica

Muchas veces, sobre todo en estos tiempos en que usamos la tecnología para comunicarnos, los conflictos surgen de una mala interpretación de las cosas. Si surge un mal entendido es mejor que llames o veas personalmente a los involucrados y trates de verificar la información a fin de aclararlo; especialmente si son asuntos de vital importancia.

#3. Ignora

A veces resulta sorprendente la cantidad de personas negativas que sólo buscan generar conflictos y que invierten su tiempo en ello. En vez de alimentar este comportamiento respondiendo a sus confrontaciones lo mejor que puedes hacer es ignorarlos y con ello, extinguir la discusión. Mientras no haya interlocutor, no habrá discusión. Cuando te topes con este tipo de personas corta por lo sano y emprende la retirada.

#4. Olvida el ego

Gran parte de las discusiones cobran mayor dimensión porque se convierten en una guerra de egos. No hagas una tormenta en un vaso de agua, actúa con humildad y olvídate de demostrar a toda costa que tú eres el mejor. Ten en cuenta que un profesional que sabe dominar su temperamento es mucho más valioso para una empresa que uno que siempre tiene la razón.

#5. Ve al grano

No pierdas el tiempo dándole vueltas a la misma situación porque además, alargarla innecesariamente sólo da pie a que surjan otros temas de discusión. Sé conciso y pon claras las cosas lo más pronto posible. Entre menos tardes en exponer tus razones en el desacuerdo y propongas una solución, más rápido se arreglará el conflicto y todos podrán volver a la normalidad.

#6. Valora el silencio

Decía William Shakespere que 'E mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras'. No tienes que opinar de todo ni responder a todos los cuestionamientos. Cuando tengas que intervenir, valora el peso de tus palabras y si éstas pueden agravar la situación o provocar en un conflicto, entonces es mejor que guardes silencio. Como decía otro grande de la historia: 'nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo (L. V. Beethoven).

#7. Tu aliado, el silencio

En el arte de la negociación hay dos secretos fundamentales: tener paciencia y dejar que el otro sea quien hable primero. El silencio es un momento sumamente incómodo y generalmente quien intenta romperlo antes lo hace sin tener el tiempo suficiente para reflexionar o para construir una estrategia. Tener paciencia para actuar en el momento adecuado y con argumentos sólidos, es garantía de victoria.

Para terminar, te recomendamos nuestro artículo Asertividad, el arte de actuar bien… siempre! 5 pasos para conseguirlo y te compartimos una sabia frase del gran literato Mark Twain: "la diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta es la misma que entre el rayo y la luciérnaga".

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